QUESO: DE LO PEOR QUE SE PUEDE COMER

El queso es promocionado como un alimento que proporciona grandes cantidades de energía. Es de los productos más consumidos en el mundo, al punto de que es difícil imaginarse la vida sin él. Son miles los alimentos que entre sus ingredientes contienen queso: pizzas, lasañas, raviolis, espaguetis, quesadillas, tacos, pupusas, empanadas, etc. Pero hablemos de la cara oculta del queso. El queso no es más que la leche descompuesta, podrida, putrefacta. Está lleno de grasas saturadas y colesterol, dos enemigas declaradas de la salud cardio y cerebrovascular, como ya todos sabemos. Es un mal llamado alimento lleno de grasas indigestas que hacen que los glóbulos rojos en vez de fluir libremente los unos de los otros en el sistema sanguíneo se peguen unos a otros, empantanando todos los sistemas, impidiendo que se carguen de oxígeno, un elemento básico para la vida, y que lo entreguen a todos los rincones del organismo, lo que en términos de salud constituye un gravísimo problema. No es de extrañar entonces la opinión que al respecto da el Dr. Alan Goldhamer, fundador del TrueNorth Health Center en Santa Rosa, California, en el documental norteamericano What the Health (¿Qué pasa con la salud?). Y cito textualmente:

“Si lo piensas, el queso es un producto increíble. Posiblemente es uno de los alimentos que más pone en peligro la salud de las personas que lo consumen. Piénsalo. Es un producto animal, tiene todos esos problemas de concentración biológica (de contaminantes medioambientales), es un producto alimenticio altamente procesado y no solo tiene bastantes grasas saturadas de forma natural, sino que también le agregan sal.”

Por otra parte, en el libro Elementary Bacteriology (Bacteriología elemental) y refiriéndose a la forma en la que este famoso comestible es elaborado se añade lo siguiente:

“El hecho de que el queso sea madurado a través de bacterias y que tal actividad bacteriana en la producción sea esencial para obtener el olor y sabor característico no le quita el estigma de putrefacción o de descomposición del producto, en el cual la actividad bacteriológica indeseable ha producido un olor, un sabor o una textura anormales. Muchos productos de ese tipo están bajo observación constante y se clasifican como dañinos o deteriorados, y no deberían ser permitidos en el mercado de la misma manera como no se venden los tomates o el pescado dañados.”

¿Y qué pasa cuando se calienta el queso? “Cuando el queso recibe calor, por ejemplo, durante el horneado de una pizza tradicional, su textura se vuelve elástica. Al enfriarse se pone gomosa, pegándose a las arterias cuando es ingerido y taponándolas. Es a través de las arterias que el sistema circulatorio transporta la sangre, que es el fluido de la vida, que nutre todas las células del cuerpo. Para comprobar personalmente hasta qué punto el queso es perjudicial para el organismo humano usted no tiene más que coger un tubo del grosor de una arteria, derretir queso y estando caliente llenar el tubo con el queso derretido. Espere a que se enfríe. Tome un palillo y trate de penetrar el queso. Comprobará que es prácticamente imposible pasar a través de él. Pues de esa misma forma cuando el queso está dentro del organismo impide que este tenga un riego sanguíneo correcto. Sencillamente la sangre no puede pasar a través de las arterias porque están taponeadas por toda la grasa y la caseína del queso. Es un “alimento” antinatura. El estómago humano es incapaz de digerir el queso.” Extraído del libro DIETA, ESPITITUALIDAD Y SALVACIÓN de Nely Helena Acosta Carrillo

El queso no solo es un producto extremadamente insano, sino que también es adictivo. ¿Por qué? ¿Sabes por qué es tan difícil dejar de comer queso o chocolate? Porque crean adicción. El análisis bioquímico del queso de vaca muestra que tiene una sustancia llamada casomorfina, que es estructuralmente parecida a la endorfina. La endorfina es familia bioquímica de la morfina, una potente droga opiácea que genera sensaciones agradables al organismo. Lo mismo pasa con el chocolate, igualmente crea adicción debido a su contenido en sustancias opiáceas que dan sensación de placer, es decir, son estimulantes.

Y lo cierto es que el queso solo gusta a quienes tienen el paladar alterado, distorsionado. Cuando el paladar se limpia, desintoxica y purifica el queso deja de saber a queso y comienza a saber a caucho. A Dios gracias que en la actualidad están saliendo al mercado cada vez más opciones de quesos saludables libres de estos inconvenientes. Esos quesos también se pueden elaborar de forma casera. En mi libro De vuelta al Edén: una guía de cocina sana, comparto más de una decena de recetas.

Adjunto video… ABRE TUS OJOS.

QUESO: de lo peor que se puede comer por Nely Helena Acosta Carrillo

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