El bicarbonato sódico o bicarbonato de sodio es uno de los remedios más populares que existen para limpiar, lavar y alcalinizar la sangre. Como si se tratara de un remedio inmejorable se ha puesto de moda la práctica de ingerir bicarbonato de sodio buscando la alcalinización a través de sus efectos para luchar contra el cáncer debido a los supuestos beneficios que ofrece su pH extremadamente alcalino. De hecho, ha alcanzado mucha fama como “medicina” capaz de curar el cáncer. También es muy socorrido porque su suma alcalinidad le permite actuar como antiácido que resulta muy efectivo, según se dice, por su acción inmediata para tratar situaciones no solo de acidosis metabólica, sino también de hiperacidez gástrica y como alcalinizante urinario. Lamentablemente, no siempre las cosas son como nos dicen que son. Esas pretensiones curativas no pasan de ser una gran equivocación, un mito sin sustento con efectos secundarios para la salud, aunque aparentemente alivien muchas dolencias. Pese a que dicha práctica pueda parecer dar los resultados esperados termina enfermando y debilitando el cuerpo de otra forma, aunque en un principio usted no se percate de ello. El verdadero arte de sanar recurre a métodos que no dañen, castiguen, envenenen, intoxiquen o mutilen el cuerpo. Ojo con esta cita escrita hace más de un siglo:
“Ninguna forma de bicarbonato de soda (baking soda) se debiera introducir en el estómago, pues el efecto es terrible. Consume las membranas del estómago, causa inflamación, y con frecuencia envenena todo el organismo.” EGW. Testimonios para la Iglesia, Tomo 2, 476.2
En fin, lo que alcaliniza la sangre NO es el bicarbonato, sino respetar las leyes de la salud y llevar un estilo de vida saludable. Lo que evita o cura el cáncer tampoco es la ingesta de bicarbonato, sino el vivir en armonía con las leyes naturales.
Adjunto videos sobre esto… ABRE TUS OJOS.
