Aunque TODAS las carnes son malas, cuando de salud estamos hablando, hay que aclarar que hay algunas que son peores que otras. Es el caso de la carne de cerdo. Muchos cristianos no comemos carne de cerdo (puerco, chancho, cochino) porque la Biblia explícitamente declara: “Nada abominable comerás (…) ni cerdo; porque tiene pezuña hendida, mas no rumia, os será inmundo. De la carne de estos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos.” (Deuteronomio 14:3;8)… Y Dios no es un Dios arbitrario. Cuando nos dice algo ese algo tiene su fundamento.
¿Sabía usted que el cerdo, por ejemplo, no tiene mecanismos para deshacerse de todo el ácido úrico que se forma en su cuerpo? Los mamíferos normalmente excretan la urea y el ácido úrico por la orina. El cerdo solo excreta por esa vía aproximadamente el 2% de esa sustancia de desecho. El 98% restante se queda en sus entrañas y se incrusta en su carne, en sus vísceras. Comer cerdo es comer el ingrediente principal de la orina. Por eso Dios prohibió su consumo. Hoy en día la ciencia ha demostrado que el ácido úrico es la madre de enfermedades como la artritis, la artrosis, la gota, problemas de riñones, etc. Además, el cerdo es el causante de más de 75 enfermedades provocadas por parásitos y microorganismos patógenos que debido a su consumo son trasmitidos al hombre. Uno de esos patógenos tiene una predilección: comerse el cerebro humano. De hecho, la carne de cerdo ha sido señalada como responsable de infección por Tenia solium y Trichinella spiralis, parásitos que se alojan en el cerebro, músculos y otros órganos, causando graves daños. Comer cerdo es comer veneno.
Comparto un escrito sobre esto:
“Su empleo haría que la sangre fuera impura, de manera que la escrófula y otros humores corrompieran el sistema y todo el organismo sufriera. Especialmente los finos y delicados nervios del cerebro se debilitan y su función se entorpece de tal manera que las cosas sagradas no se disciernen, sino que se colocan en un plano inferior con las cosas comunes. (…) En los tejidos del cerdo hormiguean los parásitos, (…) la carne del cerdo es impropia para servir de alimento. Los cerdos se alimentan de desperdicios y solo sirven para este fin. Nunca, en circunstancia alguna, debería ser consumida su carne por los seres humanos. El cerdo, aunque constituye uno de los artículos más comunes del régimen alimenticio, es uno de los más perjudiciales. Dios no prohibió que los hebreos comiesen carne de cerdo únicamente para mostrar su autoridad, sino porque no era un alimento adecuado para el hombre. Llenaba el organismo con escrófula y especialmente en ese clima cálido producía lepra y diversas clases de enfermedades. La influencia sobre el organismo en ese clima era mucho más perjudicial que en un clima más frío. Pero Dios nunca se propuso que se consumiese cerdo en circunstancia alguna. Los paganos consumían el cerdo como alimento y el pueblo norteamericano ha utilizado abundantemente el cerdo como un importante artículo de alimentación. La carne de cerdo no sería agradable al paladar en su estado natural, de modo que se la torna apetecible condimentándola abundantemente, lo que hace que una cosa mala se torne peor. La carne de cerdo, por encima de todas las demás carnes, pone la sangre en mal estado. Los que consumen carne de cerdo en abundancia no pueden evitar estar enfermos. Pero el consumo de carne de cerdo no daña únicamente la salud física. La mente es afectada y la delicada sensibilidad queda embotada por el uso de este tosco alimento. Es imposible que la carne de ninguna criatura viviente esté sana cuando la inmundicia constituye su ambiente natural, y cuando se alimenta de toda clase de cosas detestables. La carne de cerdo se compone de lo que este come. Si los seres humanos ingieren su carne, su sangre y su carne quedarán corrompidas por las impurezas que recibirán a través del cerdo. El consumo de carne de cerdo ha producido escrófula, lepra y humores cancerosos. El consumo de carne de cerdo continúa causando el sufrimiento más intenso a la humanidad.” EGW. Consejos sobre el régimen alimenticio, 469-470
Y aquí viene la noticia espeluznante. La salud y la vida de millones de personas han estado ligadas al cerdo desde hace casi un siglo. Dado que genéticamente hablando se afirma que el cerdo es muy parecido a los humanos, cada vez más se utilizan sus órganos y secreciones para el tratamiento de diferentes enfermedades, como es el caso de las cardiovasculares y de la diabetes, por el uso de su insulina. De hecho, en el artículo Medicina cochina, escrito por Esther Samper y publicado en el periódico El País del 13 de febrero de 2019, se afirma que “ los cerdos eran la mejor elección porque la insulina porcina difiere en tan sólo un aminoácido de la insulina humana.” También en el documental Expediente Carne, producido por SANTECmedia. DIENEUEZEIT TV. se dice, y cito textualmente: “Un cerdo tiene una coincidencia genética de un 98% con el ser humano. Por este motivo este animal es interesante para el hombre como donante de órganos.”
Pues bien, visto lo visto yo solo digo: QUE DIOS TENGA MISERICORDIA DE LA HUMANIDAD.
Adjunto video… ABRE TUS OJOS