Protocolo de Salud Antinflamatorio de Omega 3

Necesitamos nutrientes esenciales para poder funcionar en salud: vitaminas, minerales, proteínas, grasas, carbohidratos, y también otros elementos, como los fitonutrientes, que son como fármacos naturales, y enzimas, necesarias para la digestión, y ambos se encuentran en los alimentos agrícolas solamente. También necesitamos fibra, que aunque no es un nutriente en sí mismo, es muy necesaria porque es como la escoba que ayuda a barrer los desechos sólidos del cuerpo. Estos últimos también se encuentran en los alimentos de la tierra integrales, es decir, sin refinar, tal cual han sido dados en la naturaleza. Los alimentos de origen animal no tienen fibra, y eso es un gran problema, porque la gente consume en exceso de ese tipo de alimentos. Lo cierto es que se come mucho de lo que no hay que comer y apenas se come de lo que se debería, y en lo que a salud se refiere, esa brecha nutricional es la base de muchísimos padecimientos.

Hablemos ahora de los ácidos grasos. Los ácidos grasos forman parte de los nutrientes esenciales que hemos mencionado anteriormente. Entre ellos se encuentran el omega 3, 6 y 9, aunque también se habla de omega 6 y 7. Para poder estar saludables en nuestro organismo debe haber más omega 3 que 6. ¿Por qué? Pues porque el omega 3 es antiinflamatorio, pero el omega 6 es inflamatorio. Pero, lamentablemente, es el omega 6 el que lleva la voz cantante en el estilo alimenticio moderno. ¿De dónde sale tanto omega 6? Para que usted pueda entender de lo que estamos hablando veamos tres ejemplos concretos:

“Desde la más remota antigüedad, el hombre ha criado animales manteniendo el equilibrio. La alimentación de los animales estaba adaptada a sus necesidades y a las nuestras y funcionaba bien. Cuando los animales tenían una cadena alimentaria basada en la hierba, los productos de origen animal contenían omega 3. Si los animales comen maíz, soya y palma, que son plantas muy ricas en omega 6, los productos animales contienen menos omega 3 y demasiado omega 6. De repente tenemos una cadena alimentaria desequilibrada que empieza en los campos y que acaba en nuestro cuerpo. Cada vez que nuestro cuerpo sufre una agresión los ácidos grasos omega 6 producen una inflamación protectora. Pero si ya no tenemos ácidos grasos omega 3 para reducir la inflamación, es como un tsunami, es una catástrofe en nuestras células. Tenemos 20 veces las moléculas necesarias para encender el fuego y no hay suficientes bomberos. Esto explica las enfermedades cardíacas, la diabetes, la depresión crónica, la nerviosa, el envejecimiento del cerebro y un gran número de cánceres que solo se desarrollan en este entorno de desequilibrio entre omega 6 y omega 3.” Dr. Olivier Coudron, director del Instituto Científico de Nutrición Inteligente y Pierre Weill, agrónomo y escritor. Francia. Documental Love Meat Ender, Ámame enCARNEcidamente.

“Una de las consecuencias del consumo de la comida basura y de productos transformados industrialmente es el exceso de consumo de los omega 6 versus omega 3. Los omega 3 generan moléculas antiinflamatorias, los omega 6 generan moléculas de tipo proinflamatorio. De forma tradicional en nuestra alimentación se consumía un promedio de 1/1. Con la industrialización y la comida basura se utilizan sobre todo aceites hidrogenados y aceites de maíz y de girasol (refinados) que solo contienen los omega 6, por lo tanto, las grasas que provienen de la industria, de la comida basura, de la transformación industrial, son grasas que alteran el nivel metabólico porque su promedio de omega 6 versus omega 3 es de 25/1. Cuando se consume la alimentación industrial uno se pone metabólica y fisiológicamente en un estado proinflamatorio.” Profesor Richard Béliveau. Bioquímico de la Universidad de Quebec, Canadá. Autor de más de 230 publicaciones en revistas médicas internacionales. Documental Nuestro veneno cotidiano. Realizado por el Instituto Nacional de Audiovisuales y Artes de Francia. Dirigido por Marie-Monique Robin.

Pero el desbalance de las proporciones entre omega 3 y 6 también puede tener como base la ingesta no inteligente de algunos alimentos de la tierra. Por ejemplo, según explica el Dr. Luis Baez, experto en medicina higienista, el comer en exceso frijol de soya y sus derivados representa un serio peligro para la salud. La soya tiene un alto contenido de ácido araquidónico, un ácido graso de la serie omega 6 imprescindible para estar sanos y que forma parte de la leche materna. Ese ácido graso es muy importante para prevenir trastornos neurológicos y visuales, trastornos de hiperactividad, déficit de atención, Alzheimer y depresión. Está relacionado con la estabilidad emocional, el sueño, el estado de alerta, la memoria, las emociones y el favorecimiento del desarrollo cognitivo. El consumo tanto de ácido graso omega 3 como de ácido graso omega 6 o ácido araquidónico en las proporciones recomendadas equivalen a salud y mejor desarrollo del cerebro y de los ojos, y tienen un efecto de protección del corazón a largo plazo. Especialmente los bebés y los niños necesitan una adecuada cantidad de estos ácidos grasos para dar soporte a un desarrollo mental y visual saludable, particularmente en los primeros 5 años de vida. El frijol de soya es rico en ácido araquidónico y eso en principio es bueno. El problema es que, lamentablemente, mucha gente que se pasa a la dieta vegetariana y vegana hace de los productos a base de soya el centro de su alimentación. Carne de soya, leche de soya, postre de soya, mantequilla de soya, “queso” o tofu de soya, mayonesa de soya, etc. Todo a base de soya. Se crea entonces una especie de doctrina de la alimentación por la soya. Una de las leyes de la salud es la temperancia. Temperancia significa desechar todo lo malo y tomar lo bueno con moderación. El mensaje de la reforma alimenticia de Dios no solo incluye el consumo de la soya sino de una amplia variedad de frutas, hortalizas, de las que forman parte las verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos. Y aquí la palabra clave es variedad. Esa es la dieta de Dios. El consumo excesivo de soya y de derivados de la soya es una trampa del enemigo para que usted no esté fuerte y se enferme. ¿Sabe usted lo que causa la intoxicación por ácido araquidónico, o sea, por ingesta excesiva de ese ácido graso omega 6? Cualquier libro de medicina explica que la intoxicación por ácido araquidónico produce infarto cardiaco, infarto cerebral, alta presión sanguínea, cáncer, artritis, infecciones crónicas, depresión y Alzheimer. Eso explica por qué Satanás, quien sabe que le queda poco tiempo, ha inducido a los hombres a llenar este mundo de soya, y de soya no natural sino transgénica, y a consumir de forma desmedida soya y productos a base de soya. Esa soya transgénica está enfermando a la población. La soya -siempre y cuando sea orgánica- es un alimento fabuloso que aporta innumerables beneficios cuando se consume con prudencia o moderación. Con tanta variedad de alimentos sanos con los que Dios nos ha bendecido, consumir este tipo de productos una o dos veces por semana es más que suficiente.

La inflamación de los tejidos que surge como consecuencia de la ingesta desmedida de ácidos grasos omega 6 versus una cantidad insignificante de omega 3 es un flagelo para la humanidad. “Todas las llamadas enfermedades crónicas modernas, asociadas al estilo de vida y a la influencia del medio ambiente, son de tipo inflamatorio, incluyendo el cáncer. De hecho, la inflamación pone la cama para el cáncer. En efecto, al origen del cáncer hay siempre una célula agredida por un agente exterior que puede ser un virus, una irradiación o un producto químico. Si el organismo tiene buena salud la célula dañada es detectada por el linfocito NK (Natural Killer), el asesino natural, que la empuja a suicidarse. Es lo que se llama apoptosis. Cuando el sistema inmunitario está debilitado por una inflamación crónica y la agresión permanente de agentes químicos, la apoptosis fracasa y la célula defectuosa comienza a multiplicarse. Es el inicio de un tumor que para desarrollarse necesita nutrirse por la red sanguínea. A este fenómeno se le llama angiogénesis. La angiogénesis conduce a la creación de metástasis, es decir a la colonización del organismo por la célula cancerosa.” Documental Nuestro veneno cotidiano. Realizado por el Instituto Nacional de Audiovisuales y Artes de Francia. Dirigido por Marie-Monique Robin.